Los principios de la administración son verdades fundamentales de aplicación general que sirven como guías de conducta a observarse en la acción administrativa.
Por tanto, para planear eficientemente, es necesario tomar en cuenta los siguientes principios:
1.- Factibilidad. Lo que se planee debe ser realizable; es inoperante elaborar planes demasiados ambiciosos y optimistas que sean imposibles de lograrse. La planeación debe realizarse a la realidad y a las condiciones objetivas que actúan en el medio.
2.- Objetividad y cuantificación. Cuando se planea es necesario basarse en datos reales, razonamientos precisos y exactos, y nunca en opiniones subjetivas, especulaciones, o cálculos arbitrarios. Este principio, conocido también como el principio de precisión, establece la necesidad de utilizar datos objetivos tales como estadísticas, estudios de mercado, estudios de factibilidad, cálculos probabilísticos, modelos matemáticos y datos numéricos, elaborar planes para reducir al mínimo, los riesgos.
La planeación será más confiable en tanto que pueda ser cuantificada, o sea, expresada en tiempo, dinero, cantidades, y especificaciones. La cuantificación facilita la ejecución y evaluación del proceso de los planes.
3.- Flexibilidad. Al elaborar un plan, es conveniente establecer márgenes de holgura que permitan afrontar situaciones imprevistas, y que proporcionen nuevos cursos de acción que se ajusten fácilmente a las condiciones. El no establecer “colchones de seguridad” puede ocasionar resultados desastrosos.
4.- unidad. Todos los planes específicos de la empresa deben integrarse a un plan general, y dirigirse al logro de los propósitos y objetivos generales, de tal manera que sean consistentes en cuanto a su enfoque, y armónicos en cuanto al equilibrio e interrelación que debe de existir entre estos.
5.- Del cambio de estrategias. Cuando un plan se extiende en relación al tiempo, será necesario rehacerlo completamente. Esto no quiere decir que se abandonen los propósitos, sino que la empresa tendrá que modificar los cursos de acción, y consecuentemente las políticas, programas, procedimientos y presupuestos, para lógralos. No hay que confundir este principio el de flexibilidad ya que este ultimo implica el establecimiento de márgenes para ciertos ajustes, mientras que el de cambio de estrategias comprende la modificación del plan por causa de factores de fuerza mayor que origina la necesidad de cambios definitivos. (Libro 1 pág. 66, 67, 69)
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